Partos alternativos en el agua y de cuclillas

Traer un hijo al mundo se ha convertido en la sociedad actual en un acto medicalizado. Tradicionalmente en el parto intervenía la mujer, que contaba con la ayuda de una matrona. Los avances médicos han llegado también a este terreno y pese a que la gran mayoría de los nacimientos no presenta complicaciones, lo cierto es que parece que la mujer se siente más segura en un hospital.

Para los casos complicados o de riesgo es recomendable contar con los especialistas cerca, pero dar a luz no tiene porqué implicar un protocolo que incluya intervenciones quirúrgicas e incluso una determinada posición.


Dar a luz de cuclillas es una de las mejores formas


Una de las mejores formas de dar a luz es en cuclillas, esto no implica que sea la más extendida, al contrario. Para el médico resulta más sencillo tener a la mujer tumbada, pero la posición en cuclillas presenta una serie de ventajas que no hay que desestimar. La mujer debe sentirse libre para parir como se sienta más cómoda y debe hablarlo con su ginecólogo.

La posición en cuclillas ha sido tradicionalmente la habitual hasta que en el siglo XVII hizo su irrupción la obstetricia moderna. Representa la forma natural de traer un niño al mundo. Si está tumbada la mujer no tiene control sobre su cuerpo, la dilatación es más lenta y los esfuerzos mayores. En cambio estando de pie, agachada o de rodillas, se tiene un mayor control, es una respuesta fisiológica que surge de forma natural cuando la mujer no está condicionada.

Esta forma de parir es mucho menos agresiva pero además presenta otra serie de ventajas. La fuerza de la gravedad al estar en vertical ayuda a ampliar la pelvis, permitiendo la dilatación necesaria en menos tiempo, además la mujer no tiene que hacer tanta fuerza para empujar. Esta posición hace también que el feto esté mejor alineado con el cuello del útero, tiene que realizar menos trabajo para salir, cuando la mujer está tumbada debe remontar el promontorio del sacro. El bebé recibe más oxígeno durante el proceso, no se presionan los vasos sanguíneos de la pelvis por lo que la circulación de la madre mejora, lo que repercute en el bebé. En general esta posición disminuye el dolor ya que la mujer tiene libertad para colocarse en la posición más cómoda.

Aunque las ventajas son muchas existen también una serie de desventajas a tener en cuenta. El sangrado en esta posición es mayor, así como las posibilidades de sufrir un desgarro. El periné puede resultar lesionado y habría que renunciar a la epidural.


El parto en el agua


Con todo, se puede combinar posiciones para lograr partos naturales con el menor riesgo posible. El parto en el agua es una de las modalidades que más demanda está obteniendo. Es el medio menos traumático para el recién nacido ya que pasa de un medio líquido a otro, con lo que no sufre el cambio de temperatura y ambiente de forma tan drástica. Para la madre el parto en el agua tiene también una serie de ventajas. El agua actúa como un anestésico natural, relaja los músculos y la dilatación se produce más fácilmente al estar el tejido reblandecido, por lo que rara vez son necesarios anestésicos o la episiotomía.

Sea cual sea la forma elegida, la mujer debe sentirse segura y apoyada en su decisión y supervisada por médicos. Puede que tenga que enfrentarse a la tendencia general, pero si tiene la ayuda de su médico y de su entorno, el momento del parto se convertirá en una experiencia emocionalmente gratificante.