Pechos firmes durante y después del embarazo

El pecho de una mujer sufre las consecuencias de cualquier cambio que tiene su cuerpo, afectando especialmente a su firmeza. Y uno de los cambios más importantes es el embarazo, que implica cambios hormonales, de peso e, incluso, una alteración rápida de su volumen. Todo ello incide en su firmeza, y muchas madres se quejan de que, desde su gestación, sus pechos ya no son iguales.

No es de extrañar que los pechos de una mujer cambien durante el embarazo, ya que durante este período, y durante la lactancia, se ven sometidos a un gran estrés físico, ya que crecen para poder dar de mamar, y luego sufren una pérdida muy rápida, lo que es muy perjudicial para un músculo, que en el fondo es lo que son los senos (lo que da la forma, que son principalmente los ligamentos de Cooper, el tejido torácico subyacente y la piel.

Recordemos que la mama está formada en un 90% por tejido adiposo o grasas)


Cómo afrontar los cambios


La verdad es que el embarazo y la lactancia posterior no tienen porque afectar en exceso el pecho de la mujer. El hecho de que pierda firmeza y, como se dice popularmente, ‘caiga’ depende de su tamaño antes de todo el proceso (las que tenían unos senos pequeños juegan con ventaja) y de que se tonifique correctamente. Además, un aumento de peso controlado y progresivo también juega a favor de mantener un pecho lo máximo de firme posible.

Si partimos de la base que la forma del pecho está determinada por una masa muscular, deduciremos que la mejor manera de cuidarlo es con ejercicio que lo refuerce, y uno de los más adecuados es la natación.


Cuidados del pecho durante el embarazo


El médico, o la matrona, pueden aconsejar a una mujer embarazada sobre qué pasos a seguir para que su pecho se mantenga firme pese a los cambios que sufre su cuerpo. Por ejemplo, las duchas fría en el escote ayuda a que la piel se tense, y se mantenga más firme.

También es importante cuidar la colocación de la espalda durante todo el día, ya que una mala postura favorece que los senos caigan. Escoger un sujetador de embarazada, con tirantes anchos que ayuden a mantener la espalda erguida y envuelvan el pecho de manera correcta es esencial, en este sentido. Además, es importante tener otro sujetador adecuado para hacer los ejercicios específicos que permiten tensar y reforzar los músculos de los senos.

De igual modo, hacer masajes circulares que estimulen la circulación sanguínea en la zona es otro de los puntos que juegan a favor de la firmeza de los senos, aun en la etapa del embarazo. La aplicación de cremas reafirmantes y antiestrías, con fórmulas adaptadas a las mujeres embarazadas, también es aconsejable.


La lactancia, un punto positivo


A parte de todas estas consideraciones, una de las mejores cosas que una mujer puede hacer para intentar que su pecho se mantenga es buenas condiciones, es dar de mamar a su hijo.

La lactancia hace que los senos, excesivamente grandes gracias al embarazo, se vayan equilibrando de manera natural, en su proceso de cambio. De todos modos, es importante que cuando se decida retirar el pecho a un bebé, se haga de manera progresiva, para que también los tejidos se vayan adaptando.