¿Sirve la amniocentesis? ¿Qué detecta? ¿Cómo?

Hoy en día es posible saber si el bebé que esperamos está sano o tiene algún problema, especialmente de tipo genético, para ello la prueba más efectiva es la amniocentesis, que supone el estudio del líquido amniótico.

El líquido amniótico es la sustancia que rodea al feto durante todo el embarazo, su misión es proteger al bebé en crecimiento ofreciéndole una temperatura estable y amortiguando los posibles golpes externos.

El líquido además contiene proteínas, carbohidratos, lípidos, fosfolípidos, urea y electrolitos, sustancias todas ellas que ayudan al desarrollo del feto. Existen también un tipo de células madre que se analizan para conocer el estado de salud del bebé.


La amniocentesis


Para extraer parte de este líquido y analizarlo se realiza la prueba denominada amniocentesis, no es una prueba que se realice a todas las embarazadas, solo a aquellas que presentan una serie de circunstancias que hacen preciso comprobar el estado del bebé. Consiste en una punción del abdomen con una jeringa hasta llegar a la bolsa de líquido amniótico.

Aunque es una prueba segura hay menos del 1% de posibilidades de interrupción del embarazo, por ello solo se prescribe en casos concretos. Normalmente en mujeres mayores de 35 años ya que a partir de esta edad aumentan las posibilidades de defectos cromosómicos en el hijo, para el síndrome de Down es una prueba 100% fiable, aunque también valora otros problemas.

El estudio del líquido amniótico informa del sexo del bebé, de anomalías cromosomáticas y genéticas, indica la existencia de enfermedades congénitas, el grado de madurez pulmonar, el nivel de alfa-beto-proteina, que señala la espina bífida o el síndrome de Down, o si hay infección intrauterina.

Ofrece una información muy útil a la madre que le permite tomar decisiones sobre su embarazo pero además, gracias a esta información y para determinados problemas, se pueden iniciar tratamientos intrauterinos, por ejemplo mediante transfusiones a través del cordón umbilical.


Prueba genética


La prueba para los estudios cromosomales y genéticos se realiza entre la semana 15 y 18, si lo que se desea valorar es la madurez pulmonar hay que esperar hasta la semana 32, en este último caso la prueba indica si hay riesgo de parto prematuro y por tanto es necesario inducirlo para evitar complicaciones.

La amniocentesis se debe realizar siempre explicándole muy bien a la madre los riesgos que conlleva y sopesándolos junto con los beneficios, en general habrá que evitar cualquier prueba que conlleve un mínimo riesgo a no ser que sea imprescindible.

La prueba no es dolorosa, antes de hacerla a la mujer se le pedirá que vacíe la vejiga y aunque no es necesario ir en ayunas, es mejor acudir con el intestino evacuado. Se recomienda que la madre no vaya sola, no tiene porqué marearse pero lo mejor es estar acompañada por si ocurriera. Es importante estar relajada para facilitar el pinchazo, se puede poner anestesia local pero no suele ser necesario, lo único molesto es el pinchazo a partir de ahí no hay molestias. En menos de un minuto se extrae el líquido necesario, que el organismo repondrá en pocas horas. Después la mujer debe guardar reposo absoluto para evitar contracciones y favorecer que cicatrice la punción, lo que tardará 24 horas.