Funciones del líquido amniótico en el embarazo

El líquido amniótico es un fluido que rellena el saco donde se desarrolla el embrión y posteriormente el feto. Dentro del útero, gracias a éste líquido el bebé está protegido y puede moverse durante la gestación.

Las primeras semanas, el contenido del líquido amniótico es principalmente agua y trasudado materno, a partir de la semana 18 aproximadamente, además contiene proteínas, carbohidratos, lípidos, fosfolípidos y electrolitos.

Además el feto produce ya de forma activa orina y otros fluidos que también lo conforman.

Este líquido va aumentando conforme se desarrolla el feto, renovándose continuamente. El bebé traga e inhala líquido y lo expulsa a través de su piel entre otras.

Durante toda la gestación, el feto se encuentra seguro y en óptimas condiciones para su desarrollo gracias a este líquido que saldrá al exterior cuando se dé la “ruptura de membranas” (romper aguas) en el parto o antes del mismo.


¿Para qué sirve el líquido amniótico?


El líquido amniótico tiene importantes funciones como:

– Proporcionar un medio líquido, que mediante la suspensión hidráulica permita al bebé movimientos activos y pasivos libremente.

– Procura una protección al feto de las agresiones externas (como posibles traumatismos abdominales maternos) o del efecto de las contracciones uterinas.

– Permite el aislamiento de los miembros del feto, evita que se comprima el cordón umbilical.

– Proporciona un hábitat adecuado, estéril, con un nivel de temperatura y ph estables para el correcto desarrollo del feto.

– A partir del segundo trimestre de gestación, el bebé inhala y traga líquido amniótico, lo que contribuye al desarrollo de sus pulmones y sistema gastrointestinal.

– Actúa en su homeostasis bioquímica .

– Cuando la bolsa está íntegra ayuda a la acomodación del feto al canal del parto y cuando se rompe, lubrica el canal del parto.


¿Qué problemas puede haber con el líquido amniótico durante el embarazo?


Gracias a las pruebas médicas actuales, se puede medir el volumen del líquido amniótico para ver si es el normal. En ocasiones puede encontrarse:

– Oligohidramnios , que se refiere al defecto de líquido amniótico. Los fetos que se desarrollan en ambientes con escaso líquido amniótico, pueden presentar contracturas en las extremidades, zopedad (torcimiento) de pies y manos, compresión del cordón umbilical (que puede privar al bebé de oxigeno) o una grave afección denominada hipoplasia pulmonar (pulmones poco desarrollados).

En tratamiento suele ser reposo, rehidratación oral e intravenosa, antibióticos, esteroides y amnioinfusión

– Polihidramnios, para referirse al exceso de acumulación de líquido amniótico. Es una patología más frecuente en embarazos gemelares, mujeres diabéticas y en malformaciones fetales.

Los riesgos asociados al exceso de líquido son parto prematuro, ruptura de membranas, desprendimiento de la placenta, nacimiento sin vida, hemorragia postparto y mala posición fetal que lleve a la obligación de practicar cesárea.

Por lo general, ambas patologías se resuelven sin realizar ningún tipo de tratamiento. En los casos leves, el embarazo suele llegar a término sin problemas aunque el profesional médico llevará un control exhaustivo de ello.

En los casos en los que se considere mayor gravedad, el médico valorará en cada caso el tratamiento de elección.