Cambios en el flujo vaginal durante el embarazo

Los cambios en el flujo vaginal son uno de los síntomas que primero nos pueden señalar un embarazo. Debido a los cambios hormonales y a la preparación del organismo para su etapa de gestación, este flujo irá cambiando a lo largo de los meses y será uno de los mejores indicadores de que todo va bien o por el contrario nos avisará de posibles infecciones, además de adelantarnos la proximidad del parto.

En las primeras semanas de embarazo es habitual experimentar un aumento del flujo vaginal, lo que se conoce como leucorrea.

El cuerpo se está preparando para proteger al bebé formando el denominado tapón mucoso para evitar que lleguen al feto agentes infecciosos que puedan afectar a su desarrollo.


El papel de las hormonas


Las hormonas están también en su máximo apogeo por lo tanto el moco cervical es más abundante. Lo normal es que presente un tono blanquecino y con poco olor. En estas primeras semanas puede producirse incluso un pequeño sangrado que muchas embarazadas confunden con regla y no es más que el fruto de la implantación del embrión en el útero.

A medida que avanza el embarazo estas secreciones vaginales se normalizan, sigue siendo habitual que sean más abundantes o que su consistencia sea distinta. Los cambios normales en esta etapa, además del aumento del volumen de sangre en la embarazada, hace que esta zona también esté más irrigada.

En este momento hay que estar atenta ante los cambios que se puedan producir. Puede ocurrir que haya un pequeño rastro de sangre después de mantener relaciones sexuales o de someterse a un examen ginecológico, mientras la sangre no sea roja y brillante y su pérdida no nos cause dolor no habrá problema, aunque lo mejor para salir de dudas será consultar al médico. En otros casos se puede notar que el flujo es amarillento o verdoso, que provoca mal olor, dolor o picor, en cualquiera de estos supuestos hay que acudir al médico ya que puede tratarse de una infección.


El flujo en las últimas semanas del embarazo


Llegamos a la recta final del embarazo, además de seguir atentas ante los cambios en el flujo para detectar posibles infecciones, lo normal será que en este momento se realice un exudado en la zona. Con este frotis se comprueba la existencia de una bacteria que si bien no es peligrosa, sí que puede ser traspasada al bebé en el momento del parto y causar una infección. Es una bacteria bastante habitual y para evitar sus riesgos se puede recomendar el uso de antibióticos. En el tercer trimestre se empieza también a expulsar el tapón mucoso, un proceso que comienza normalmente entre 10 y 12 días antes del parto, aunque dependerá de cada caso, será por tanto una señal de que el momento se acerca.

En definitiva, en lo que respecta al flujo vaginal de lo que se tratará será de estar alerta ante los cambios con el fin de detectar cuanto antes posibles infecciones que si bien no suelen ser graves tratadas a tiempo, sí pueden resultar molestas. Para prevenirlas lo mejor es mantener limpia la zona evitando productos perfumados o con mucha química, utilizar ropa interior cómoda y de algodón y acudir al médico ante la menor anormalidad.