Qué es la preeclampsia y cómo evitarla en el embarazo

Hay embarazos que transcurren sin ningún problema, pero otros en cambio se pueden complicar por múltiples razones. Una de las más habituales es la presión arterial alta que produce la denominada preeclampsia. En su forma leve no causa graves complicaciones pero si se descontrola puede dar lugar a la eclampsia, y esta si es una grave dolencia que puede llegar a poner en peligro la vida de la madre y del bebé.

Además de la hipertensión la preeclampsia se caracteriza por la presencia de proteína en la orina, por lo que para diagnosticarla será preciso la realización de análisis.


Síntomas y causas de la preeclampsia


Suele darse en uno de cada diez embarazos y normalmente después de la semana 20.

La embarazada que la padece puede notar como sus manos y su cara se inflaman y un repentino y rápido aumento de peso. No hay mayores molestias ni síntomas en una preeclampsia leve, por lo que será sencillo llevar la enfermedad sin necesidad de complicados tratamientos, eso sí, habrá que descansar, cuidar la dieta y controlar la tensión.

El problema con la preeclampsia es que la única cura es el nacimiento del bebé, lo que puede ser muy peligroso si se presenta antes de que el bebé esté del todo desarrollado. Si avanza hacia un estado más grave la madre notará dolores de cabeza, dolor abdominal, poca micción, cambios en la visión y náuseas y vómitos. Debido a que todas estas complicaciones pueden causar grave daño a la madre suele ser habitual mantenerla ingresada en el hospital a fin de controlar su evolución y la del bebé. En el hospital la embaraza estará sometida a monitoreo constante, medicamentos para controlar la presión arterial e incluso la inyección de esteroides para ayudar al desarrollo de los pulmones del bebé y que este pueda nacer cuanto antes.


La eclampsia y su tratamiento


El nacimiento del bebé será el único tratamiento válido si se desarrolla una eclampsia, esto es, una preeclampsia severa que acaba en crisis epilépticas con convulsiones. No todos los casos de preeclampsia desembocan en eclampsia, de hecho solo se da en uno de cada dos mil embarazos. Es más frecuente además en mujeres mayores de 35 años, embarazos múltiples o con antecedentes de diabetes e hipertensión. La eclampsia pone en grave peligro la vida de la madre y por tanto la del bebé, por ello es básico estar atento a las primeras señales de una preeclampsia ya que su tratamiento servirá también para prevenir este estadio más grave.

Lo más importante será tener bien controlada la presión arterial y ante cualquier variación brusca de la misma acudir al médico. Se considera elevada si supera los 140-90 mm/hg. Habrá que estar atentos también a otras señales como la citada hinchazón en manos y cara.

Para evitar que estos síntomas vayan a más será importante mantener estos controles pero además hay que descansar lo máximo posible, preferentemente tumbadas sobre el costado izquierdo, hay que vigilar la alimentación evitando la sal y consumiendo muchos líquidos y si es preciso tomar medicación para la presión.