¿Cuándo comenzaré a sentir los movimientos del bebé?

Las mujeres que han estado embarazadas saben que uno de los momentos más emocionantes es aquel en el que notan por primera vez a su bebé moviéndose dentro de ellas. Es uno de los momentos más esperados, y es que aunque el embarazo esté claro y los síntomas no dejen lugar a dudas, la presencia del bebé no se hace del todo real hasta que la madre no lo nota en su interior.

Los primeros tres meses de embarazo se viven con cierta ansiedad por muchas mujeres.

Es una etapa complicada, hasta que se puede hacer la primera ecografía con garantías siguen habiendo dudas y temores. Una vez se ve por primera vez al bebé la cosa mejora, aun se espera con ganas el momento de sentirlo por primera vez.


Las mamás primerizas suelen tardar más en notar los primeros movimientos


Este momento variará en función de si es el primer embarazo o ya ha habido más. Las madres con experiencia suelen notar mucho antes a su bebé, hay madres que en la semana 14 o incluso antes identifican los primeros movimientos. No es algo fácil ya que más que golpes o patadas lo que se experimenta es una especie de hormigueo, como si tuviéramos un pececillo nadando en nuestro interior, es una sensación leve y que no todas identifican. El mejor momento es por la noche cuando se está tranquila y relajada. De todas formas es fácil confundirse con otro tipo de sensaciones que tienen más que ver con el aparato digestivo. También será más fácil para las embarazas delgadas sentir antes los movimientos del feto.

A partir de la semana 20 lo normal es notar su presencia. El bebé tiene mayor tamaño y sus cambios de postura, al tener todavía espacio para moverse, se perciben con mayor claridad, son más intensos y se producen con regularidad. Habrá días que se noten y otros que no, esto en principio no debe ser preocupante hasta que no se llegue al tercer trimestre.


Movimientos en el tercer trimestre


En el tercer trimestre los movimientos serán claros y evidentes, aquí ya no hablamos de sensaciones ligeras o suaves, si no de verdaderas patadas. El bebé ha ido creciendo y su espacio se va limitando, empieza a estirarse y de repente podemos notar con claridad su pie en la parte superior de nuestra tripa. De lo que se trata en esta etapa es de controlar esos movimientos, normalmente siguen una pauta fija, se mueve más de noche o por la tarde. Cada madre sabrá qué es lo habitual, esto es importante porque ante cualquier cambio significativo habrá que consultar al médico, sobretodo si los movimientos cesan o disminuyen considerablemente.

No hay que olvidar que cada mujer percibe a su bebé de una manera distinta, cada niño se mueve de una forma concreta por lo que no es aconsejable comparar. Puede el que el bebé de la vecina se mueva mucho y el nuestro sea más tranquilo, pero no por ello habrá que alarmarse.