Tratamiento de una infección puerperal

En ocasiones, ciertos aspectos pueden provocar que la mujer sufra una infección en la etapa del puerperio. Entre las causas más frecuentes cabe destacar la deshidratación de la madre, los casos en los que se producen grandes hemorragias en el alumbramiento o si se trata de un parto prolongado en el que la madre hace mucho esfuerzo.

También influye que no haya una correcta higiene de la zona genital durante el parto y después, así como los tactos vaginales tras el alumbramiento o durante el mismo.

Cabe destacar que normalmente en los partos vaginales no es habitual que posteriormente se desarrolle una infección, aunque hay que ser prevenidos.


Síntomas de infecciones puerperales


Y es que, si esto ocurre, se desarrollará la infección, ya que también hay que sumar el hecho de que la mujer está baja de defensas. De este modo, se manifestarán diversos síntomas en función de donde se localice la infección, aunque en algunos casos se extiende por toda la zona genital. Aun así, en general, la mujer suele tener fiebre, así como escalofríos y sensación de malestar general unido a falta de apetito e incluso sensación de naúseas.

De este modo, para diagnosticar si realmente se trata de una infección, el médico procederá a examinar el útero. Después se harán muestras de su orina y de su secreción uterina que se enviarán a laboratorio para que se realice entonces un cultivo de bacterias.

Así, en el caso en que se haya infección será necesario tomar antibióticos o también analgésicos. En el caso de los primeros serán útiles para acabar con el microorganismo responsable del proceso infeccioso y, en ocasiones, lo más efectivo es administrarlo mediante vía intravenosa durante aproximadamente 48 horas hasta que finalmente remita la fiebre.

Por otro lado, en el caso de los analgésicos resultarán efectivos para calmar el dolor que pueda sentir la madre. Asimismo, si presenta fiebres superiores a los 38 ºC y no remite tras pasar dos días después del parto deberá comenzar a tomar antipiréticos. Sin embargo, también es cierto que no todas las fiebres que tienen lugar durante este periodo son causadas por una infección. Por ello, mediante la anamnesis y una exploración se puede identificar fácilmente cuál es el motivo de este aumento de temperatura corporal.


Cualquier síntoma de infección puerperal debe ser consultado con el médico


Así, en los casos en que la mujer presente un estado febril entre los diez días o más sí que suele tratarse de una infección, por ejemplo de una mama, denominada mastitis o también quizás de una infección de la vejiga. A pesar de que sufra este problema, se recomienda que la madre siga dando de mamar al pequeño para disminuir la posibilidad de que se produzca un absceso en la mama.

Finalmente es importante destacar que para tomar estos fármacos o medicamentos, la mujer deberá acudir a su médico o especialista para que se los prescriba y le indique cuál tomar y cómo tomarlo. No es conveniente que la madre siga un tratamiento sin el seguimiento de su médico, ya que, su cuerpo tras el parto está aún débil y puede que sufra algún problema si no sigue las pautas indicadas.