La celulitis en el embarazo

La enemiga femenina número uno, la celulitis, no es más que un trastorno circulatorio que se produce cuando las células grasas o adipocitos se acumulan y aumentan su tamaño. Debido a este aumento los vasos sanguíneos y linfáticos se obstruyen y la circulación de los líquidos por debajo de la piel se hace más lenta.

Todo ello provoca una mayor presión sobre la piel, los tejidos pierden elasticidad y flexibilidad y aparece la temida ‘piel de naranja’.

El hecho de desarrollar este tejido adiposo que acaba creando la conocida como celulitis, (literalmente inflamación de las células) va a depender de factores como la edad, el género o la genética, y también del embarazo.


El cambio no es de un día para otro, sino que es gradual


No es que automáticamente la mujer embarazada vea crecer inesperadamente las temidas cartucheras, lo que ocurre es que en el organismo se producen una serie de cambios que pueden favorecer la aparición de celulitis si no se mantienen unos hábitos de vida y alimentación adecuados.

Problemas como la retención de líquidos, el aumento de peso o la compresión de los vasos sanguíneos debido al peso del bebé son factores determinantes a la hora de comprender porqué durante esta etapa es más fácil que aparezca la celulitis o que esta se agrave.

Hay una serie de medidas que se pueden tomar para evitar que el problema aparezca o vaya a más. Lo primero será vigilar la dieta, las células grasas ya aumentan por si mismas durante el embarazo así que no las ayudemos manteniendo una dieta libre de las mismas, evitemos el consumo de dulces, golosinas o embutidos grasos. Hay que apostar por abundantes frutas y verduras y por alimentos con alto contenido proteínico como carnes, pescados o huevos. En el caso de sobrepeso será necesario acudir al especialista a fin de que nos indique la dieta a seguir.


Agua y ejercicio: el gran remedio contra la celulitis


Agua y líquidos son imprescindibles para el buen funcionamiento de las células del organismo así como para responder a la demanda del bebé. Con un mínimo de dos litros al día se cubren las necesidades del metabolismo y siempre optando por zumos naturales, caldos o infusiones.

Caminar y hacer ejercicio son indispensables para evitar que la celulitis prolifere, además de resultar beneficioso para el estado general de salud de la madre. La actividad física favorece la circulación de la sangre y por tanto evitarán esa acumulación de grasa en determinadas zonas.

Muy relacionado con esto estará el tipo de vestimenta, el uso de prendas ajustadas, especialmente en la zona de glúteos y caderas, impide esa circulación y por tanto favorece la acumulación de grasas, habrá que optar entonces por prendas flexibles y cómodas. El calzado también deberá ser cómodo, los grandes tacones, además de peligrosos por las pérdidas de equilibrio, impiden que la sangre circule como debe.

Combinar todas estas medidas con masajes será perfecto para evitar la acumulación de grasas. Los masajes linfáticos o la aplicación de vendas frías mejoran la microcirculación de la sangre en la zona y mejoran la elasticidad y flexibilidad de la piel, lo que repercute directamente en un mejor aspecto y con menos posibilidades de acoger celulitis.